Perseidas 2016. ¿Más espectaculares que otros años?

Al menos eso dicen algunas predicciones. Y nosotros, qué vamos a decir, nos gustaría que fuera así. Pero cuando se trata de predicciones sobre lluvias de estrellas fugaces, hay que ir con cautela.

El «padre» de las estrellas fugaces que denominamos Perseidas es el cometa Swift-Tuttle. Un cometa de unos 26 km de diámetro que cada 133 años aproximadamente se acerca al Sol, cruzando la órbita terrestre y dejando en su camino una infinidad de partículas, literalmente desmigadas de su superficie.

Esas partículas tambien orbitan el Sol, pero debido a que se desprenden con una pequeña velocidad, acaban formando una nube muy alargada y dispersa, alrededor de la órbita del cometa. A esta nube muchas veces se le llama «tubo». Cada paso del cometa cerca del Sol deja un tubo.

Cuando la Tierra, al moverse en su órbita, cruza uno de esos tubos, las partículas que lo forman entran en la atmósfera. Debido a su velocidad, la fricción con el aire las quema y dejan un brillante y «fugaz» trazo en el cielo y unos cuantos «Ohhhhs» y «Ahhhhs» en los afortunados observadores (Que no es poco éxito si tenemos en cuenta que su tamaño oscila entre el del grano de arena y el del garbanzo)

Todas estas partículas entran en la atmósfera en la misma dirección, pero por un efecto de perspectiva parecen surgir de un único lugar del cielo. Este «punto» se denomina radiante y en el caso de las Perseidas se encuentra en la constelación de Perseo, de ahí el nombre de esta lluvia de estrellas (muy conocida también como las lágrimas de San Lorenzo)

El radiante de las Perseidas está en la constelación de Perseo

El radiante de las Perseidas está en la constelación de Perseo

La actividad de una lluvia de estrellas fugaces se mide mediante un parametro denominado Tasa Horaria Zenital (THZ) que nos indica el número de meteoros (estrellas fugaces) por hora que veríamos si el radiante estuviese localizado en el Zenit (Cenit), es decir, si tuviéramos el radiante justo en la vertical sobre nuestras cabezas.

El THZ depende de la cantidad de partículas en el «tubo» pero también de la posición del radiante respecto del observador. La posición cenital del radiante es la más favorable para la observación. En cambio, si el radiante esta próximo al horizonte  muchos  meteoros serán invisibles para nosotros, ocultos bajo el horizonte.

Las Perseidas suelen tener un THZ de unos 100 meteoros/hora. En nuestras latitudes el radiante no es cenital. Además una persona no puede observar todo el cielo al mismo tiempo, así que normalmente veremos muchas menos. En la figura se muestra la evolución del THZ en las Perseidas de 2015 donde la posición del máximo es claramente visible.

Evolución de la tasa horaria cenital (THZ) en las Perseidas de 2015

Evolución de la tasa horaria cenital (THZ) en las Perseidas de 2015 (Fuente, IMO)

Y esto nos lleva al asunto principal, las predicciones para este 2016…

Tenemos siempre la idea de que los cuerpos celestes repiten sus órbitas como relojes de precisión, pero no es así.  Los cuerpos pequeños, como cometas, asteroides y también las partículas que forman estos tubos, están sujetos a las continuas perturbaciones gravitatorias de otros cuerpos del Sistema Solar, en especial de Júpiter. Eso hace que los tubos de partículas puedan alterar sus órbitas cuando Júpiter, u otro planeta, les incordia con su presencia.

Pues bien, los expertos en el tema (osea, los frikis de las fugaces) han calculado que la influencia gravitatoria de Júpiter ha modificado las trayectorias de los tubos de partículas que dejó el Swift-Tuttle en los años 1079, 1479 y 1862, acercandolos a la órbita terrestre. Por este motivo se espera una densidad mayor de partículas y, por tanto, un número mayor de estrellas fugaces.

Bien, bien,… pero ¿cuántas?.  Aquí los frikis de las fugaces tienen opiniones diversas, pero todos coinciden en que este año el THZ será mayor. Unos dicen 120, otros 150 y algunos se aventuran a los 200 meteoros por hora. Alguno incluso más….

Pero son predicciones, y son difíciles de hacer. Esperemos que tengan razón y el espectáculo este año sea bueno. Las predicciones sitúan el máximo de actividad bien entrada la noche del 11 al 12 de agosto, pero conviene saber que ya las tenemos aquí hace días,  si bien con menor intensidad. Si queremos verlas, será mejor que busquemos un sitio oscuro, lejos de la ciudad. La luz de la Luna, en cuarto creciente, puede molestar un poco hasta que se oculte. Nuestro consejo: Tumbados en el suelo, sobre una colchoneta y bien abrigados…y a ser posible en grupo, que es más divertido.

Y si uno quiere pedir deseos, ¿porqué no? Yo cuando veo una bien gorda siempre pienso… ¡A ver si la siguiente es mejor! 

 

 

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