Reflexiones astronómicas de un navarro en 1547

    El pasado 12 de mayo pudimos conocer en la charla del lunes, las reflexiones entorno a temas de astronomía de un navarro en 1547.

    Este hombre, llamado Alonso López de Corella, publicó aquel año un libro titulado “SECRETOS DE PHILOSOPHIA Y ASTROLOGÍA Y MEDICINA”, que puede consultarse desde el portal de la Biblioteca Navarra Digital (BiNaDi).

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    El autor, nacido hacia 1518 en Corella, se dedicó en su vida profesional a la medicina al igual que hizo su padre. Primero estudió en Salamanca, donde publicó su primer libro, que precisamente fue una primera edición del que tratamos en la charla. Más adelante continuó los estudios en la universidad de Alcalá de Henares, para conseguir la licenciatura de medicina. Terminada su etapa formativa encontró trabajo en Cornago (La Rioja), y allí se estableció durante unos años al servicio de la noble familia de los Luna. En ese lugar publicó otras cuatro obras relacionadas con la medicina, entre las cuales se encuentra la obra que centra nuestra atención. Unos años más tarde, en torno a 1550, volvió a Navarra, concretamente a Peralta, donde continuó ejerciendo la medicina y publicando un tratado médico. Finalmente, hacia 1560, se estableció definitivamente en la ciudad de Tarazona para trabajar para el cabildo catedralicio y el municipio. Durante ese tiempo nuestro prolífico autor publicó cinco obras más, entre ellas una relativa a la enfermedad del tabardillo, el libro que le ha hecho más popular. Murió en 1584 a los 65 años de edad.

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    Para contextualizar el contenido de este libro publicado en 1547, se puede ver que tan solo unos pocos años antes (1543) había visto la luz el De Revolutionibus de Copérnico, introductor de la idea heliocéntrica, y que tuvo que ser publicado de forma póstuma por los problemas que tuvo el polaco. Por otro lado, Tycho Brahe ni siquiera había nacido, así que en cuanto a la cosmovisión de la época, todavía imperaba la idea geocéntrica.

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Por qué es la causa que hay una mácula en la luna

    El libro se articula a través de preguntas sobre temas concretos, que el autor responde en un primer momento de forma breve y rimada, para a continuación en sus explicaciones apoyarse en otros autores, o dar sus ideas personales. Respecto al tema astronómico aborda asuntos como por qué titilan las estrellas y no los planetas, por qué son un mal presagio los cometas, ó por qué la Luna tiene manchas. También hay temas relacionados con la física, desde qué es el Arco Iris, hasta por qué marca el norte un imán, pasando por preguntarse por la velocidad del sonido.

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3 Respuestas a Reflexiones astronómicas de un navarro en 1547

  1. Carlos Sáenz dice:

    La charla fue estupenda. Gracias Gonzalo. Muy interesantes algunas de las preguntas, con su análisis y respuestas por parte de D. Alonso López de Corella.
    ¡Cómo han cambiado algunas cosas y como otras son igual que hace casi 500 años!
    Me llamó la atención el estilo de la respuesta principal, con su rima y todo. Así que no puedo más que decir:

    «Gonzalo, la charla fue impecable
    y aunque mi memoria es un desastre
    de ésta, seguro que recordaré parte.»

  2. Mikel B, dice:

    Estoy de acuerdo con los versos de Carlos.

    Comentas en la entrada, Gonzalo, que Alonso vivió en Cornago, localidad que hemos visitado en veranos pasados y disfrutamos de un gran cielo. Como debía ser en tiempos de López de Corella!!!

    Por otro lado, me sorprendieron las innumerables preguntas que se hacían en esa época y las respuestas que daban. En ciertos casos muy acertadas, pero en otros casos por un lado, totalmente contrarias o, por el otro, ligeramente descabelladas. Con ello me pregunto, ¿que pensaran la gente del futuro de nuestras hipótesis, teorías y divagaciones varias sobre lo desconocido?

  3. Gonzalo dice:

    Gracias por vuestros comentarios, me alegro que os gustara la charla. Esto es un ejemplo de lo polifacética que es la astronomía.

    Sí que es curioso lo de Cornago. Pensar que allí vivió un médico navarro con inquietudes astronómicas en el s. XVI, que en el XXI pasaríamos por allí para enseñar el cielo con telescopios, y que luego hablaríamos de su vida y obra.

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